- Medio pollo troceado
- Un par de ajos
- 1 zanahoria
- Media cebolla
- 1 tomate
- 1 pimiento verde
- 1 pimiento rojo
- Un par de patatas
- Laurel
- Vino blanco
- Agua
- Aceite, sal y pimienta

En una sartén a parte, freímos a fuego fuerte las patatas, peladas y cortadas en tacos. Se trata de que se tuesten bien por fuera pero que se queden crudas por dentro, ya que acabarán de hacerse después.
Volvemos a la cazuela. Cuando veamos que el pollo esté bastante echo (unos 10-15 minutos) lo volvemos a retirar de la cazuela y batimos las verduras junto con el caldo. ¡Acordaros de sacar los ajos de la cazuela! Si vemos que nos queda una salsa demasiado espesa, no tenemos más que echarle un poco más de agua. Si por el contrario, se nos queda muy líquido, no hay que preocuparse: cuando volvamos a echar el pollo la salsa engordará (y si no, un poco de pan rallado en la salsa hace milagros). Cuando esté todo bien batido, volvemos a echar el pollo y las patatas que previamente hemos cocinado. ¡Ahora sólo falta esperar unos minutos a que todo acabe de hacerse y a comer!
NOTA: Yo suelo utilizar estas verduras, pero también podemos echarle puerro, calabacín... (¡¡un poco en función de lo que tengamos en nuestra nevera!!)
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